RELIGIÓN

Bardo entre dos vidas

EL BARDO

Entre dos vidas

Uno de los libros budistas más conocidos en Occidente es “El libro tibetano de los Muertos”. Una guía para los moribundos. Ayuda a la persona fallecida a lograr un mejor renacimiento, y ayuda a los seres queridos con el proceso del duelo. Son recomendaciones a seguir en el periodo intermedio entre la muerte y la siguiente vida, que es lo que se conoce como Bardo.

En las primeras etapas del budismo había dos criterios. Uno que decía que te reencarnabas nada más morir. Y otro que decía que había un intervalo de tiempo entre los dos. A partir del Budismo Mahayana prevalece la creencia de que hay un periodo de transición, el Bardo, el periodo entre una vida y la siguiente. Según la tradición tibetana, el Bardo es el momento que nuestra conciencia no está conectada con un cuerpo físico.

Es un momento donde se experimentan ciertos fenómenos y se dice que dura un máximo de 49 días. Se trata de una etapa muy importante. Es cuando se evalúa el karma que traes de la vida que has dejado, y que va a orientar el siguiente renacimiento que tengas. Hay quienes están muy avanzados espiritualmente, y siguiendo ciertos consejos del Libro Tibetano de los Muertos, pueden vivir ese estado como una oportunidad para la liberación espiritual, superar el samsara y el ciclo de las reencarnaciones.

Tipos de Bardos

Según el Budismo se expandía, hubo modificaciones en sus enseñanzas, y se empezó a hablar de más tipos de Bardo. Lo normal es hablar de seis bardos, seis estados intermedios en el periodo de tiempo que hay desde que naces, mueres, y hasta que te reencarnas.

– El primer Bardo sería nuestra propia vida. Sería desde que tomas el primer aliento, hasta el último, cuando abandonas el cuerpo. Hay creencias que dicen que el alma se aloja en el corazón. Así que sería en ese primer aliento cuando el alma entraría en tu cuerpo, y sería en ese último cuando saldría. Esto suele entrar en debate cuando se habla sobre el aborto, ya que se dice que el feto no tiene alma.

– Tendríamos también el Bardo de la Meditación. Es un estado muy profundo al que llegan aquellos que tienen mucha experiencia en la meditación. Hay quienes lo sienten de una manera espontánea, y cuando eso ocurre no lo olvidan.

– El sueño se considera también otro tipo de Bardo. Ahí, en los sueños, vemos muchas cosas de nosotros mismos. Se dice que puede ser un estado bastante parecido al que tendremos al poco de morir, ya que es cuando vemos ciertas visiones..

– Estaría también el Bardo del momento cercano a la muerte. Es cuando vemos a moribundos que parece que están delirando, o que tienen como alucinaciones.

– El siguiente Bardo ya sería después de la muerte. Pasaríamos primero por eso que cuentan de la luz brillante al final del túnel. Y es un estado donde se verían visiones, diferentes fenómenos.

– Y el sexto Bardo es un espacio de tiempo indeterminado entre esos momentos de visiones y la nueva reencarnación, que estará determinada por las semillas kármicas de tu última vida. Sería un estado de paz y conciencia pura.

Metáfora del Bardo

El Bardo se usa mucho como metáforas de momentos de tu vida donde puede haber algún tipo de pausa. Quizá durante una enfermedad, de hecho mucha gente ve un cambio profundo en su vida después de superar una enfermedad grave. O quizá durante un viaje o un retiro espiritual, un momento que sales de tu rutina y de tu entorno.

También podría ser el Bardo una metáfora cuando surge en ti un estado de emoción determinada, o cuando vives una experiencia nueva. Esa emoción puede poco a poco ir desapareciendo. Luego puede haber un momento de paz, quizá de reflexión, o quizá no. Y sin darte cuenta, eso que ha pasado ha hecho que te conviertas en una persona nueva. Como es esa persona nueva va a depender mucho de como has actuado en esa experiencia que has vivido. Así que nacemos muchas veces. De hecho, cada mañana que nos despertamos.

Sogyal Rimpoché escribió un libro estupendo, donde se explica muy muy bien el tema del Bardo. Su título es “El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte”. Es uno de esos libros que siempre tienes en tu cabeza pendiente de releer. Muy recomendable.