Sati en la cultura de India

El sati (femenino de sat “verdad”) es una practica que se ha realizado, y hoy en día se realiza, en ciertas comunidades hindues, y se lleva a cabo cuando una mujer se arroja a la pira funeraria de su recién fallecido marido para morir con él.

El término sati proviene de la diosa Sati, la cual se inmoló al no poder soportar la humillación de su padre hacia su marido Shiva. Hoy en día se utiliza el término sati para describir a la mujer casta.

Se cree que la práctica del sati se remonta a periodos del imperio Gupta, sobre el año 400. Aunque en apella época la práctica del sati no era restrictiva a las viudas, sino que tanto hombres como mujeres, familiares, sirvientes, amigos o amantes, podían suicidarse en el funeral del difunto. A veces este hecho tiene su origen en un voto de lealtad, y tiene cierta semejanza a la tradición más tardía del seppuku en Japón.

La auto-inmolación ha sido vista como una expresión extrema ante la pérdida de la persona amada, y se hace referencia de ella en textos como el Mahabarata.

Ceremonia donde se quema a una viuda hindú junto con el cuerpo de su marido, 1851

Este ritual tiene raices prehistóricas así como muchos paralelismos con otras culturas conocidas. Un historiador griego que viajó a la India con la expedición de Alejandro de Macedonia, recogió la práctica del sati en la ciudad de Taxila. Más tarde un soldado de la armada de Eumeses de Cardia relataría también esta practica citando a dos esposas que rivalizaban al querer ser cada una la primera en arrojarse a la pira funeraria del marido que compartían. Los griegos pensaban que el sati era practicado para desanimar a las mujeres a envenenar a sus maridos.

A partir del siglo X el sati es conocido tal y como lo conocemos ahora, y se extendió por la mayoría de los rincones del subcontinente, con pequeñas variaciones regionales. A principios del siglo XIX su práctica había disminuído significativamente, aunque todavía en la actualidad se dan casos a pesar de estar prohibido.

PRACTICA

El hecho de practicar el sati siempre ha sido considerado como algo voluntario. Son muchas las comunidades que lo consideran algo normal, y siempre se espera que la viuda se arroje a las llamas del difunto. Esta presión social es muy debatida en los tiempos modernos, e incluso en la antiguedad hubo controversia ya que esta práctica no fue bien vista por muchos y se intentaba evitar la muerte de la mujer.

Pintura de Mohammad Riza donde se puede ver a la princesa hindú practicando el Sati en contra de sus deseos pero empujada por todos los hombres de alrededor y por el propio emperador Akbar. En el primer plano a la derecha, asistiendo al Sati a caballo, está el tercer hijo de Akbar, el principe Daniyal.

Tradicionalmente el funeral del difunto debería realizarse como muy tarde un día después de su muerte, decidiendo en este plazo si debería realizarse el sati. E incluso si el marido moría en otro lugar la práctica del sati se realizaba de igual manera.

A veces el sati enfatiza el símbolo del matrimonio entre la viuda y su esposo fallecido. Por ejemplo, en lugar de utilizar ropas de luto o mostrar tristeza, durante el sati la viuda se viste con ropa de boda o ropa vistosa, y se hacen rituales iguales que en una boda.

Existen relatos que describen diferentes variantes del ritual del sati. La mayoría de ellas describen a la mujer sentada o tumbada en la pira funeraria junto a su marido muerto.

Otros relatos describen a la mujer andando o saltando sobre las llamas después de que el fuego se haya encendido. En otras ocasiones la mujer se encuentra sentada junto a la pira funeraria y es la encargada de encender el fuego.

Existen instrucciones escritas de como debe realizarse este ritual. Por ejemplo, el Yallajeeyam da detalles de como debe realizarse el sati, la purificación del acto, la posición que hay que adoptar, la vestimenta que hay que usar, así como otros aspectos del ritual.

OBLIGATORIEDAD

Se supone que el sati es voluntario, pero es cierto que en la mayoría de los casos no es así. La presión social hace que las mujeres se vean forzadas tanto física como psicológicamente a terminar en ese momento con su propia vida.

Existen grabados pictóricos y relatos escritos donde se describe a la viuda sentada junto a su marido en la pila funeraria todavía sin encender. La mujer aparece atada para evitar que pueda huir en el momento de encender la hoguera. Hay relatos que citan a la mujer drogada e incluso a hombres que ayudados con palos evitan que la mujer huya de las llamas.

FUNERALES REALES

A veces en los funerales reales se incluye la muerte de todas las esposas y concubinas. Muchos de estos hechos pueden observarse en toda la historia de Rajastán.

La Maharaní Raj Rajeshwari Devi de Nepal llegó a regentar el poder en el año 1799 en nombre de su hijo después de la abdicación de su marido. Cuando su marido volvió, éste cogió el poder en el año 1804. Dos años más tarde sería asesinado por su hermano. A los diez días, el 5 de mayo de 1806, la antes Maharaní fue forzada a realizar el sati.

JAUHAR

El jauhar era practicado por los Rajputs en Rajastán y en Madhya Pradesh. Consistía en el suicidio colectivo de la comunidad cuando ocurría una derrota en la guerra. Se realizaba la inmolación en masa de las mujeres, los niños, las personas mayores y los enfermos, al mismo tiempo que los hombres morían luchando en el campo de batalla.

Placa en memoria de Bipro Charan Chuocurbutty, primer ministro que encendió la pira de su madre viva, el último sati legal en Bengala. La placa está situada en el colegio de Kolkata Scottish Church College, Rangan Datta Wiki

 
 
 

ENTIERROS

En algunas comunidades hindues es convencional enterrar a los muertos. En estos casos se sabe que se enterraba a la viuda viva junto al marido fallecido, y se hacía la misma ceremonia que se realizaba en las inmolaciones.

NUMERO DE CASOS

No existen datos fiables de cuantos rituales de sati se han realizado en todo el país. Existen datos locales como el recogido por el presidente de Bengala de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Se dice que entre 1813 y 1828 hubo 8.135 casos, aunque hay otras fuentes que no coinciden con esta cantidad. De todas formas la variación entre lo documentado y los casos que realmente han podido ocurrir puede variar enormemente. Se dice también que la zona donde más rituales se han realizado es en Bengala.

COMUNIDADES

Algunas autoridades han dicho que la práctica del sati es más común entre las castas superiores, así como entre aquellas que se ven a sí mismas creciendo dentro del estatus social. El sati era poco conocido entre la mayoría de la población de la India y entre los grupos tribales, y apenas era conocido e incluso desconocido para las castas inferiores.

Según ciertas fuentes, era muy rara la práctica entre la población durante el imperio mongol, exceptuando a las viudas reales las cuales eran quemadas junto a su marido. También es sabido que el sati no se practicaba, o apenas se practicaba, en la zona sur de la India, ni entre las mujeres de castas superiores.

VARIACIONES REGIONALES

Se sabe que el sati se practica en el Rajastán desde principios del siglo VI hasta los días presentes. Casi la mitad de los casos de sati con apedreamiento en la India han ocurrido en Rajastán. Y en la mayoría de los casos la viuda no se siente glorificada con esta práctica, sino que es obligada a morir con su marido fallecido.

Se sabe que el sati se practicaba en el siglo IX en el sur, durante el periodo del imperio Vijayanagara. Madhavacharya, ministro del imperio, fue probablemente la figura histórica más conocida que justificaba esta práctica. Al desaparecer este imperior, el sati se continuó practicando aunque con menor frecuencia. Existe un caso en que más de 50 mujeres realizaron sati en Hampi después de la guerra de Talikot. Está recogido que el ministro del reino de Mysore dió permiso a una viuda para que realizara sati en el año 1805.

En términos numéricos, los casos de sati fueron bastante significativos en las regiones de Bengala y Bihar durante los siglos XVIII y XIX. En los comienzos del periodo británico la cantidad seguía en aumento hasta que se llegó a la abolición. Los casos aumentaban en periodos de hambre y escasez.

Aunque en el pasado fue en la zona de Bengala donde más se practicaba el sati, es en el Rajastán donde se ven más casos en tiempos más modernos.

Una especie de altar donde se indican las huellas de las esposas de los maharajás de Jodhpur que cometieron Sati, Flicka

 
 

CASOS RECIENTES

El sati se sigue practicando ocasionalmente, sobre todo en zonas rurales. Desde la independencia de la India en 1947, existen 40 casos documentados, la mayoría en la zona de Shekhawati en Rajastán.

Existe un caso de 1987 muy bien documentado de Roop Kanwar con 18 años de edad. Como respuesta a este incidente se aprobó una nueva legislación en contra de esta práctica. Primero lo hizo el gobierno de Rajastán y más tarde el gobierno central de la India.

Supuestamente, el 18 de mayo del 2006, Vidyawati, una mujer de 35 años de edad cometió sati saltando dentro de la pira funeraria de su marido muerto en la pequeña población de Rari-Bujurg, en el distrito de Fatehpur en Uttar Pradesh. El 21 de agosto de 2006, Janakrani, una mujer de 40 años de edad, hizo lo mismo en el distrito de Sagar.

JUSTIFICACIONES Y CRÍTICAS

Académicos brahmines del segundo milenio justifican la práctica del sati, y dan razonamientos como que el hecho de estar en las escrituras ya supone su justificación. Existen textos donde se detalla la conducta recta de la mujer, y se explica que el sati no es suicidio (ya que el suicidio está prohibido en las escrituras), sino que se trata de un acto inigualable de piedad religiosa y sirve para limpiar el matrimonio de todos los pecados acumulados garantizando así su salvación y asegurándose de volver a reunirse en una vida posterior.

ESCRITURAS

Aunque el mito de la diosa Sati cuenta que la esposa murió por voluntad propia en el fuego, esto no es así en la práctica del sati. La diosa no enviudó, y el mito está bastante poco conectado con la justificación de la práctica del sati.

En las Puranas hay ejemplos de mujeres que comenten sati y se sugiere que esos casos deben considerarse loables y envidiables. Dice que “la mujer que muere en compañía de su marido permanecerá en el cielo tantos años como cabellos tiene una persona” (Garuda Purana 1.107.29)

En el Ramayana, Tara, con su dolor por la muerte de su esposo Vali, deseó practicar el sati. Hanuman, Rama, y su agonizante marido Vali la disuadieron y finalmente no se inmoló en la pila funeraria.

En el Mahabharata, Madri, la segunda mujer de Pandu, se inmoló. Ella consideró que era la responsable de la muerte de su marido el cual estaba maldecido a muerte si mantenía relaciones sexuales. Murió mientras estaba realizando el acto prohibido con Madri, la cual se culpó por no haberse negado a realizarlo.

Pasajes en el Atharva Veda, incluído el 13.3.1., ofrecen consejos a las viudas en el luto y en su vida después de la muerte de sus maridos, incluído volverse a casar otra vez.

El Sati no es exclusiva de India. Aquí podemos ver como la novia se arroja sobre la pira funeraria de su esposo. Esta pintura en miniatura hecha en Irán se origina en el periodo de la dinastía safávida, en la primera mitad del siglo XVII. La pintura es atribuida al pintor Muhammad Qasim. 

ARGUMENTOS QUE DA EL RIG VEDA PARA APROBAR EL SATI

A menudo se critica que textos antiguos que aprueban e incluso recomienda en sati. Esto está basado en el verso 10.18.7, parte de los versos que se usan en los funerales. El hecho de que se apruebe el sati es algo que se pone en duda por muchos, y los himnos para los funerales se refieren a enterramientos en vez de a cremaciones. Existen diferentes traducciones de los pasajes en cuestión y la que se cita a continuación recomienda su práctica:

«Permitir a las mujeres, cuyos maridos son nobles y viven, entrar en su casa con ghee extendido como colirio para sus ojos. Permitir a las esposas dar el primer paso en la pira funeraria, sin lágrimas, sin pena y bien adornada».

El texto no hace mención a la viudedaz, y otras traduciones difieren de esta traducción en la palabra “pira”. Por añadidura, hay otros versos que hablan inequívocamente sobre las viudas, contradice cualquier sugerencia de la muerte de la mujer, y declara explicitamente que la viuda deber volver a la casa.

ARGUMENTOS EN CONTRA DENTRO DEL HINDUISMO

Existen pocas descripciones o críticas de la práctica del sati dentro del hinduismo (o en otras religiones) antes del periodo Gupta, ya que además la práctica era poco conocida en aquel tiempo.

Críticas explícitas aparecieron en el primer milenio. Estas se basaban en considerar el sati como un suicidio, y el suicidio estaba prohibido por los Vedas.

«Uno no debería morir antes que la duración de una vida no haya acabado«

Reformas y movimientos dentro del hinduismo que tendían hacia la desaparición de las castas, favorecían la igualdad de la sociedad, y en la línea de estos pensamientos se condenaba la práctica del sati, en muchas ocasiones de manera explícita. Los Alvars condenaron el sati en el siglo VIII. El movimiento Virashaiva lo condenó en los siglos XII y XIII.

A principios del siglo XIX, Ram Mohan Roy escribió y divulgó argumentos que señalaban la práctica del sati como parte no perteneciente al hinduismo. Formó parte de su campaña para conseguir la prohibición de esta práctica.

PUNTO DE VISTA Y CRÍTICAS DE LOS NO HINDUISTAS

El sijismo proscribe explicitamente la práctica del sati desde el año 1500 más o menos.

Los principales y primeros visitantes extranjeros que llegaron al subcontinente y dejaron constancia de la práctica del sati fueron los musulmanes que vinieron del oeste de Asia, y más tarde los europeos. Tanto unos como otros se quedaron fascinados por esta práctica, y la describieron en muchas ocasiones como horroríficas, y otras veces las describían como un incomparable acto de devoción. Hubo artistas europeos del siglo XVIII que realizaron imágenes de las viudas mostrándolas como mujeres heroicas con una moral ejemplar.

Al establecerse el Islam en el subcontinente, las opiniones sobre el sati cambiaron y empezó a verse cada vez más como una práctica bárbara. Los primeros esfuerzos conocidos por parte de gobierno para interrumpir esta práctica fue llevada a cabo durante mandato musulmán.

Los europeos también cambiaron las costubres locales cuando tuvieron poder. Los primeros europeos que llegaron fueron los portugueses a Goa. Al poco de llegar intentaron anular esa costumbre y cristianizar todo el territorio. Los británicos entraron en la India con el comercio, y en los primeros años que gobernaron apenas se interesaron por las costumbres locales. Más tarde prohibieron el sati y las palabras atribuidas al General Napier nos muestran la aptitud británica en la India:

«Vosotros decís que es costumbre quemar a viudas. Muy bien. Nosotros también tenemos costumbres: cuando un hombre quema a una mujer viva, atamos una cuerda alrededor de su cuello y lo colgamos. Construye tu pira funeraria; al lado mis carpinteros construirán una horca. Vosotros debeis continuar con vuestras costumbres. Y nosotros continuaremos con las nuestras».

A finales del siglo XVIII, la práctica del sati estaba prohibida en todos los territorios bajo poder europeo. Los portugueses la prohibieron en Goa sobre el año 1515, aunque no se cree que tuviera mucha relevancia esa prohibición. Los holandeses y franceses la prohibieron en Chinsurah y Pondicherry. Los británicos, que gobernaron la mayor parte de territorio, y los daneses, permitieron su práctica hasta el siglo XIX.

El intento de limitar y prohibir la práctica del sati fue llevada a cabo por oficiales británico de manera individual durante el siglo XVIII, y sin el respaldo de la Compañía Británica de las Indias Orientales. La primera prohibición formal británica fue impuesta en el año 1798, aunque sólo en la ciudad de Calcuta. En la demás regiones se siguió practicando. Hacia el final del siglo XVIII, la iglesia evangélica británica, y sus miembros en la India, comenzaron una campaña en contra del sati. Líderes de esta camapaña incluyen a William Carey y William Wilberforce, los cuales fueron motivados por el deseo de convertir toda la India al cristianismo. Estos movimientos presionaron para que ser prohibiera el sati, y el presidente de Bengala comenzó a recoger información y cifras sobre esta práctica en el año 1813.

Desde el año 1812, el reformista bengalí Raja Rammohan Roy comenzó su propia campaña en contra del sati. Fue motivado por la experiencia de ver a su propia hermanastra comenter sati. Entre sus acciones está la visita al lugar de cremaciones de Calcuta para persuadir a las viudas para que no se mataran.

Formó grupos con la misma ideología, escribió y diseminó artículos para enseñar que el acto del sati no era algo que fuera requirido por las escrituras.

El 4 de diciembre de 1829, la práctica del sati fue formalmente prohibida en las tierras de la presidencia de Bengala. La prohibición fue puesta en duda en las cortes, y el tema llegó hasta Londres, aunque fue mantenida en el año 1832. Otros territorios prohibieron la práctica al poco tiempo. Aunque la prohibición original de Bengala fue inflexible, después las leyes británicas incluyeron medidas que proporcionaban mitigación hacia los asesinos cuando “la persona cuya muerte fuera causada, siendo mayor de 18 años, muera o arriesgue su vida con su propio consentimiento”.

El sati permaneció legal en algunos estados principescos durante algún tiempo después de que fuera prohibido en tierras bajo el control británico. El último estado que lo permitió fue Jaipur, que prohibió su práctica en el año 1846.

TIEMPOS MODERNOS

Tras varias protestas se han tomado medidas en contra de la práctica del sati, por lo cual se ha convertido en algo ilegal. Actualmente la ley no hace distinciones entre aquellos que observan el acto y los que lo promueven, ya que se suponen todos igualmente culpables. Otras medidas incluyen esfuerzos para detener la idea de glorificación de la muerte de la mujer. La glorificación incluye la construcción de sepulcros que puedan estimular a peregrinos a seguir esta tradición.

Según leyes promulgadas por el gobierno de la India es ilegal alentar, glorificar o intentar cometer un sati. Alentar al sati incluye coaccionar o forzar a alguien a que lo realize, y está castigado con sentencia de muerte o cadena perpetua. Glorificar el sati está castigado con prisión de entre uno y siete años.

A pesar de todo lo anterior, la aplicación de estas medidas no resultan siempre claras. La prohibición de ciertas prácticas, como la adoración a antiguos sepulcros, es causa de controversia. El NVW (Nacional Council for Women) ha sugerido enmiendas en la ley para cambiar algunas de estos puntos que pueden llevar a malentendidos.

El 11 de octubre de año 2008, una mujer mayor cometió sati arrojándose a la pira funeraria de su marido de 80 años de edad en Checher en el distrito de Raipur en Chhattisgarh.

1 Comentario

  1. Interesante tema y aprovecho para recomendar 2 fascinantes novelas que abordan con lujo de detalles la práctica del sati además de tener tramas que atrapan de la misma autora pero independientes entre sí : CENIZAS EN EL RÍO GODAVARI y. LAS TORRES DEL SILENCIO,

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