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Dioses y religiones en India

Rama es el séptimo avatar (personificación de un dios) de Vishnu, y nació para librar a la tierra del yugo del demonio Rávana. En la actualidad Rama es uno de los dioses más populares en la India.

Este dios suele ser representado como un joven de piel azul clara vestido con un dhoti (una especie de tela colocada como un pantalón) amarillo, con el cabello atado en un moño a la cabeza al modo de los ascetas. En una de sus manos puede sostener un arco, con la otra hace el mudrá (gesto hindú) de promesa de protección.

Su vida se cuenta en el Ramayana de Valmiki, y en el Rama Charita Manasa de Tulsi Das, amén de varias obras de teatro, películas, e incluso cómics hindúes sobre su historia.

Según cuenta la leyenda el Dásharatha de Ayodhya no tenía descendencia a pesar de tener tres esposas. Por eso realiza un sacrificio de fuego con el fin de tener hijos. Le nacieron cuatro: con su esposa Kausalya tuvo a Rama; con Kaikeyi, a Bhárata, y con Sumitri a Lákshman y Shátrughna. Más tarde se nos habla del milagroso nacimiento de Sita Devi y de como Rama consiguió su mano tensando y aún rompiendo el inmenso arco del dios Shiva.

Pintura de Rama. Se le representa de piel azul y portando un arco

La malvada madrastra de Rama, Kaikeyi, deseaba ver a su propio hijo Bhárata en el trono. Por eso creó una intriga, por lo que nuestro protagonista fue desterrado al bosque durante catorce años.

Rama representado en el exilio en el bosque, acompañado de su esposa Sita y su hermano Lakshmana

Su esposa Sita y Lákshman le acompañaron. Durante su estancia en el bosque, el demonio Rávana, rey de Sri Lanka de diez cabezas, raptó a Sita y la llevó a su palacio.

Mientras Rama y Lákshman la buscan, conocen al mono Jánuman, ministro de Sugriva, rey de los monos exilado por su hermano, el malicioso Vali.

Estos monos hablantes hacen un pacto con Rama. Éste mata a Vali y Sugriva pone su ejército a su disposición. Todo el siguiente capítulo habla sobre el heroísmo de Jánuman, quien salta hasta la isla de Sri Lanka para descubrir a Sita.

Más tarde se narra la guerra entre los monos y los demonios. Para acceder a la isla con su ejército, Rama hace un puente sobre el estrecho de Palk (que separa el continente indio de la isla de Sri Lanka).

Rama rompiendo el arco, Raja Ravi Varma (1848-1906)

Los demonios más importantes mueren a manos de los jefes de los monos, y por fin, Rama mata a Ravana. Tras recuperar a Sita, los dioses se laparecen y le revelan su condición de Dios, señor del universo.

Ram representa, según el pensamiento hindú, el más alto grado de virtuosismo, tanto como rey que como esposo. Para dar el ejemplo a la humanidad y proteger su buen nombre, destierra a su esposa Sita debido a las habladurías de los hindúes de Ayodhya. Ella —ejemplo de la esposa casta que se quema en la incineración de su esposo— incapaz de vivir sin Rama es tragada por la Tierra.

Valmiki componiendo el Ramayana

Rama y Sita

Rama y Sita son los protagonistas de una de las historias de amor más famosa de todos los tiempos. Descritos profundamente enamorados, E son entendidos teológicamente como las encarnaciones de Lakshmi y Vishnu respectivamente. Cuando Rama es desterrado de su reino, él intenta convencer a Sita para que no se vaya con él, ya que podía ser muy peligroso y arduo vivir en la selva, ella rechaza todo y se une a su marido. Le ordena que se queda en su calidad de esposa, Sita vuelve a rechazarle, y le dice que su deber esencial como esposa es estar a su lado, al lado de su marido tanto en lo bueno como en lo malo. Así pues Rama accede y le protege con todo su ser durante el exilio.

Cuando Sita es raptada por Ravana, tanto Sita y Rama sufren grandes penurias personales durante su separación. Sita protege su castidad con asiduidad, y sobrevive más de un año en cautividad gracias a la fuerza de su amor y sus valores religiosos y del deber. Sita es muy fuerte a pesar del cortejo de Ravana, el cual intenta engatusarle y amenazarle. Mientras tanto Rama, sin saber quien había secuestrado a su esposa y a donde la habían llevado, a menudo sucumbe a la desesperación y a las lágrimas echándose las culpas por no haber cuidado suficientemente a su esposa.

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