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MUI NE, la playa del kitesurf de Vietnam

Llegamos a Mui Ne sobre las dos de la tarde desde Ho Chi Ming. Vinimos en un “sleeper bus” por 5 dólares, en un autobús con unos asientos reclinables que resultan algo incómodos para personas altas porque tiene que ir encogidos.

El autobús seguía hacia Na Trang y paró varias veces en la larga carretera que atraviesa Mui Ne, según la gente le indicaba donde se encontraba su alojamiento. Nosotros no teníamos nada reservado, pero sabíamos que los más económicos se encontraban a partir del kilómetro 13 (hay pilotes sobre la acera que indican las distancias) así nos bajamos en esa zona.

Mui Ne

Chequeamos unos cuantos guesthouses pero después de regatear ninguno bajaba de 10 dólares, así que nos alojamos en Bao Vi donde la habitación estaba muy limpia, agua caliente, televisión y wifi. En esta zona no hay playa ya que el agua llega hasta los edificios, pero todo está muy cerca y dando un paseíto enseguida das con la playa llena de gente practicando kitesurf.

Mui Ne es básicamente una carretera larga con negocios a ambos lados. No resulta un lugar de baño perfecto, porque el agua está algo revuelta y por la tarde se levanta viento, es más bien un lugar perfecto para los que les gusta el kitesurf. Hay muchas escuelas que enseñan este deporte, y en la mayoría se habla ruso. Esto está lleno de rusos y se puede escuchar a los lugareños chapurreando este idioma bastante bien.

Mui Ne

Que vimos en Mui Ne

Alquilamos una moto por 6 dólares (4,5 €) para ir a ver las dunas. En las agencias nos decían que para ir a las dunas rojas se podía ir en moto, pero para las dunas blancas había que hacerlo en alguna excursión que ellos organizaban. Nos decían que esas dunas blancas estaban a más de 40 kilómetros de distancia, pero no es así ya que están a unos 22 kilómetros. Cuando llegas al cruce del pueblo de pescadores hay que seguir la carretera a la izquierda y enseguida llegas a las dunas rojas, que aunque evidentemente es una duna de arena grande no nos pareció nada del otro mundo. Subes a la duna, sacas unas fotos y ya está, con el calor que hacía como para quedarse allí arriba, jeje. Sigues la carretera, y más tarde tomando un camino sin asfaltar ves la duna blanca al otro lado de una especie de lago. La imagen es bonita desde aquí, pero nada espectacular, o sea un lago y sobre él una duna de arena blanca, sin más, no nos pareció nada del otro mundo. Si quieres acercarte a la duna hay una taquilla de entrada donde tienes que pagar 10.000 dongs por entrar, además que te piden 5.000 dongs por aparcar la moto. Nos pareció una tomadura de pelo que este sitio sea considerado aquí como una atracción turística que no te puedes perder.

Mui Ne

Lo que si nos pareció impresionante fueron la cantidad de barcos que estaban fondeados en el pueblo pesquero. Desde la misma carretera se pueden ver. Nosotros nos adentramos con la moto entre las callejuelas con la esperanza de ver algún tipo de puerto donde ver de cerca el trabajo de los pescadores, pero lo único que hay es una pequeña zona de arena, llena de porquería, con un olor putrefacto y varios lugareños jugando a cartas. Cerca de aquí debe haber una fábrica que hace harina de pescado, algo que debe contribuir a ese olor tan desagradable.

Lo que más nos gustó de Mui Ne es la posibilidad de comer pescado y marisco fresco. En la calle principal hay numerosos restaurantes con la mercancía en viveros, y tú eliges la pieza que quieres, te la pesan y te la cocinan.

La playa también nos gustó, aunque no porque fuera un buen lugar para bañarse o pasear, sino porque es bonito ver cientos personas haciendo kitesurf al mismo tiempo, sobre todo a media tarde. Pero con uno o dos días basta, el viento que hace es bastante desagradable.

Nuestro siguiente destino es Na Trang, y para ello hemos cogido un ticket de autobús por 7 dólares (5,25 €) después de preguntar en unas cuantas agencias. Sólo hay autobuses a la 01:00 horas y a las 13:00 horas. Como no nos gusta llegar al siguiente lugar por la tarde-noche, cogimos el que salía a la una de la mañana. Dejamos las mochilas en la recepción y pasamos a recogerlas a las 9 de la noche. Este día fue de playita, cafecito y paseíto, listos para llegar al autobús “sleeper bus” y dormir de un tirón.

Niño mochilero

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